Las mujeres burguesas solían llevar
tres o cuatro prendas:
Ropa interior: la camisa, hasta los pies ellas y ellos hasta la rodilla, el
tejido de lino, sin adornos hasta evolucionar en el barroco con ellos, las mangas
y los cuellos sobresalían del vestido principal, y las bragas, que eran como
unos pantalones, a estas se sujetaban las calzas (como nuestras medias pero de
paño o de cuero y por lo general muy elevadas y de variados tamaños), que
cubrían las piernas desde el tobillo hasta la rodilla por medio de unas correas
entrelazadas.
Ellos llevaban calzones podían ser de tela, similares a un pantalón actual y
las perneras podían llegar hasta las rodillas, o de cuero, en cuyo caso eran
más cortos, estaban hechos de dos piezas. Los mejores eran aquellos en los que
la parte de arriba era de ciervo y la de abajo de caballo. Se los quitaban para
dormir para no deteriorarlos.
Encima de las sayas, se ponía el brial (sujeto con pasadores) que es el vestido
de seda o de cualquier tela costosa y rica que usaron las mujeres ceñido a la
cintura y bajando en redondo hasta los pies, mucho más largo que la saya,
aunque ambos tenían la misma hechura. También se llamó así al faldón de seda o
tela que traían los hombres de armas desde la cintura hasta encima de las
rodillas. Para ajustar estás prendas se abren por los costados y se encordan.
Las mangas anchas y más cortas que las interiores, decoradas con perlas y
pasamanería. Las clases altas se adornaban también con un cinturón, el cual era
muy largo llegando a los tobillos, estaban engarzados con piedras preciosas.
El pellote era una especie de vestido largo y abrigado ya que se forraba
habitualmente con piel de conejo. Las cabezas eran adornadas con sombreros
cilíndricos o birretes.
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